temas económicos y financieros

11 apr 2010

La Otra Cara del Fenómeno Monetario de la Inflación: La Demanda de Dinero en Venezuela

Cada vez que se impulsa el gasto público y que este se financia con incrementos en la tasa de crecimiento monetario, se produce un efecto liquidez inmediato acompañado a menudo, por un crecimiento de la producción y de la renta nominal y real. Seguidamente, se observa el aceleramiento de la inflación y como consecuencia el reajuste de la demanda de dinero por la caída del poder adquisitivo del ingreso. Se incrementan la velocidad renta y la tasa de interés debido al incremento inicial de la tasa de crecimiento del dinero y de la tasa de inflación. Los preceptos de la Teoría Cuantitativa avalada por el Efecto Fisher se cumplen con un matiz de Ilusión Monetaria inicial, causado por los efectos liquidez y renta de corto plazo de la expansión monetaria. En el largo plazo desaparece la ilusión monetaria y los individuos ajustan sus tenencias de saldos reales.

Como la observación de los hechos es evidencia empírica de la teoría, podemos tomar la data de agregados monetarios, tasas de interés, PIB nominal y real, del BCV, y obtener otros datos por medio de cálculos que nos permitan armar una serie de tiempo bien interesante, donde se demuestra que los modelos teóricos aplican con eficacia cognitiva a la realidad venezolana. La teoría monetarista es una realidad observable en cualquier sistema político-económico y no es una prerrogativa de los sistemas basados en el libre mercado, y demuestra que en todo caso, en economías intervenidas y controladas, la conducta económica de los individuos sigue siendo naturalmente orientada a reajustar las existencias que posee de bienes y de dinero, interactuando con el mercado que se los proporciona.

La data trimestral a continuación describe los hechos económicos y monetarios durante una docena de años, en los que se verifica que también en Venezuela la demanda del dinero y de saldos reales aumenta con el nivel de renta y disminuye con el tipo de interés. En los gráficos siguientes se observa tal relación que confirma la hipótesis que la elasticidad renta y la elasticidad interés de la demanda de dinero (saldos reales), son positiva, y negativa respectivamente. Esto significa que la demanda de saldos reales reacciona positivamente a un incremento del ingreso y negativamente ante un incremento del costo del dinero. Una elasticidad ingreso de la demanda del dinero mayor a cero corresponde a la característica de normalidad y si es mayor a la unidad denota la superioridad del bien monetario. La elasticidad precio de la demanda del dinero es menor a cero como consecuencia de la ley de demanda y oferta, donde la pendiente de la función demanda es como para todo bien, negativa. Sin embargo es muy importante tomar en cuenta si el valor absoluto de la elasticidad es mayor, igual o menor a la unidad, especialmente por parte de las autoridades monetarias (y gubernamentales en el caso de inexistencia de autonomía del banco central), para poder tener un pronóstico de los efectos de las políticas monetarias y fiscales aplicadas.


Aunque el fenómeno de la inflación obliga a conseguir y mantener más billetes para efectuar las adquisiciones de bienes y servicios, incrementando la demanda de saldos nominales, también impone un ajuste de la demanda de saldos reales debido a la subida del tipo de interés y a la caída del poder adquisitivo que provoca. Si se posee tenencias de dinero apreciables, se transfieren a otros activos como bonos e instrumentos de inversión financiera. Si en cambio no se tiene capacidad de ahorro, el dinero que se tiene en un momento dado, tiene que ser transado rápidamente para no incurrir en un gasto posterior mayor debido al aumento de la velocidad de la inflación.

La teoría general de la demanda de dinero queda corroborada también en el caso venezolano, donde entonces la cantidad de dinero demandada por el público es una función creciente del ingreso y decreciente del tipo de interés:

MD = kY – hi ; donde Y = PIB real; i = tipo de interés; k y h son los coeficientes lineales o pendientes dMD/dY y dMD/di respectivamente, que entran a jugar un papel en la elasticidad puesto que EY = Y / MD * dMD/dY y Ei = i / MD* dMD/di. Obsérvese que el cociente Y / MD corresponde a la velocidad renta del dinero, sea ésta expresada como cociente de la renta nominal entre la oferta monetaria nominal, sea expresada como cociente de la renta real entre la oferta monetaria real (balances reales) y en vista de que en condiciones de equilibrio la oferta monetaria se iguala con la demanda de dinero.

Es interesante observar el comportamiento del inverso de la velocidad renta del dinero, es decir el cociente Oferta Monetaria / PIB nominal = MD / Y, que tiene una correlación negativa con respecto al tipo de interés. Más precisamente las variaciones interanuales del cociente provocan variaciones interanuales en el tipo de interés de signo contrario, lo que vuelve a corroborar las teorías de la oferta y la demanda de dinero, desarrolladas por Milton Friedman, William Baumol, James Tobin, Irving Fisher, Stephen Goldfeld, Gregory C. Chow, Ben Bernanke, Mark Gertler y muchos otros ilustres economistas.



Si adoptamos el modelo de demanda de dinero referido por Goldfeld en su artículo académico de 1973 ‘The Demand For Money Revisited’, (http://www.cbe.csuhayward.edu/~alima/COURSES/6315/Week02/Goldfeld1973.pdf), y nos guiamos con el Gujarati que refiere a Gregory C. Chow y su artículo académico ‘On The Long-Run and Short-Run Demand For Money’ (http://www.jstor.org/pss/1828834), podemos aplicar un modelo econométrico de la demanda de dinero en el corto y largo plazos basado en la siguiente función:


MDt = α0 it˄α1 * Yt˄α2 * e˄ut

Donde:   MDt = demanda de saldos reales deseada o de largo plazo
it = tasa de interés a largo plazo, %
 Y= PIB real

Transformando la expresión en logaritmos neperianos, obtenemos una función log-lineal de utilidad estadística en la que los coeficientes o pendientes son las elasticidades:

Ln MDt = Ln α0 + α1Ln it + α2Ln Yt+ ut

Como la variable dependiente de demanda deseada no es observable directamente apelamos a la Teoría de las Existencias de Baumol y Tobin (ver: ‘The Transactions Demand for Cash: Inventory Theoretic Approach’, http://cenet3.nsd.edu.cn/uploadimages/200433014532426237.pdf y ‘The Interest Elasticity of Transactions Demand for Cash’, http://www.sbeusers.csuhayward.edu/~alima/COURSES/4315/..%5C6315/Week02/TobinTransactionsCash.pdf), y suponemos la hipótesis de ajuste de las existencias:

Mt / Mt-1 = [MDt / Mt-1]˄δ => Ln Mt – Ln Mt-1 = δ (Ln MDt – Ln Mt-1) =>



Ln MDt = ( Ln Mt – (1 – δ) Ln Mt-1) / δ =>



Ln Mt – (1 – δ) Ln Mt-1 = δ Ln α0 + α1 δ Ln it + α2 δ Ln Yt+ δ ut =>



Ln Mt = δ Ln α0 + α1 δ Ln it + α2 δ Ln Yt + (1 – δ) Ln Mt-1 + δ ut

que representa la función de demanda de dinero en el corto plazo; al correr esta regresión con la data disponible y procesada obtenemos la función de demanda de dinero en el corto plazo que podrá ser transformada en la función de demanda de dinero en el largo plazo pasando el término (1 – δ) Ln Mt-1 al otro lado y dividiendo ambos lados por δ que es igual a 1 – α3, siendo α3 el coeficiente de regresión de Ln Mt-1, y 1 – α3 = δ, el rezago o discrepancia entre la oferta y la demanda deseada de saldos reales que queda eliminado en un trimestre.

Entonces, la función log-lineal de demanda de saldos reales en el corto plazo, en Venezuela desde 1997, queda expresada así:
Ln Mt = –5,15 – 0,19 Ln it + 0,49 Ln Yt + 0,76 Ln Mt-1

Y la función log-lineal de demanda de saldos reales en el largo plazo, en Venezuela desde 1997, queda definida así:
 Ln MDt = ( Ln Mt – (1 – δ) Ln Mt-1) / δ = –19,41 – 0,79 Ln it + 2,04 Ln Yt

Observamos que la elasticidad precio es menor a 1 por lo que se infiere que la demanda de dinero en Venezuela es relativamente inelástica con respecto al tipo de interés. Esta inelasticidad precio relativa de la demanda de dinero se puede deber al hecho de que la tasa de inflación tiende a superar con creces la tasa nominal de interés, por lo que se puede decir que en Venezuela se cumple la hipótesis de Fisher por causa de la inflación generada por el incremento sostenido de la tasa de crecimiento monetario independientemente de los controles que se ejercen sobre los tipos de interés.

En cambio, la elasticidad ingreso de la demanda de saldos reales es menor a la unidad en el corto plazo (inelástica), y mayor a la unidad en el largo plazo (elástica). Esto denota el hecho de que el bien monetario es un bien superior, y por tanto al aumentar el ingreso de la nación la demanda de dinero también aumenta en una proporción dada por el producto de la elasticidad y el cociente Y / MD.

Nótese que sólo un 24% de la discrepancia entre el saldo de efectivo real y el deseado se elimina en un trimestre, en vez de que se haga mediante un ajuste lento, dado por la existencia de un rezago entre el fenómeno monetario de la inflación y el ajuste de las tenencias de dinero por parte de los individuos y esto se debe a que precisamente el incremento en la liquidez produce una ilusión monetaria inicial que es percibida como un momentáneo efecto riqueza que sin embargo se disipa en lo que los precios de los bienes y servicios empiezan a subir más rápidamente, y el presupuesto de los hogares no cubre en términos reales la totalidad de los gastos requeridos y planeados con el monto nominal de ingreso obtenido.


Los resultados son estadísticamente significativos, puesto que los estadísticos t para 40 grados de libertad son mayores a los t críticos al 90% de confianza en el caso de la elasticidad renta o PIB real y al 99,9% de confianza en el caso de la elasticidad precio o tipo de interés y en el caso de la elasticidad saldos reales del período anterior. Los valores p son muy significativamente bajos, con un probabilidad de que los coeficientes obtenidos no sean tales, inferior al 1%.




La tasa de interés nominal está dada por: (1 + i) = (1 + re)*(1 + πe), pero se puede aproximar a: i = re + πe, que se denomina ecuación de Fisher y que establece la importante relación entre el crecimiento monetario, la inflación y los tipos de interés: ‘A largo plazo, cuando ya se han producido todos los ajustes, un aumento de la inflación se refleja totalmente en los tipos de interés nominales’. Si como en el caso venezolano la tasa de interés nominal resulta inferior a la tasa de inflación esperada, la tasa de interés real esperada es negativa. En una revisión histórica como la que podemos observar en el gráfico a continuación, notamos que en épocas de elevada inflación la tasa activa promedio ponderado TAPP, ha estado por debajo de la tasa de inflación y el promedio de diecinueve años de la tasa de interés real es del –3,85%.


Si nos vamos a analizar esta relación que por la teoría económica de Fisher, tiene la inflación con el tipo de interés, podemos recolectar y procesar la data del IPC en términos discretos, y utilizar estos datos de inflación como variable independiente en una regresión simple de la tasa de interés activa como variable dependiente, en donde los resultados son altamente significativos y concluyentes de que en Venezuela en el período que va de enero 2004 a febrero 2010, la tasa de interés nominal activa anual publicada mensualmente tiene la siguiente relación lineal con la tasa de inflación anualizada:


i = 9,06 + 0,41π


Los resultados son muy significativos y muestran que con 74 observaciones existe una probabilidad del 99,9999999% de que por cada 1% de inflación la tasa de interés nominal aumente en un 0,41%. Si comparamos la ecuación de regresión obtenida con la ecuación de Fisher, podemos concluir que en Venezuela la tasa de interés real esperada es negativa porque la tasa de interés nominal no incorpora la inflación en su totalidad y por ende no contempla a plenitud la pérdida de valor del dinero en el tiempo que debería abarcar la pérdida de valor real r y la pérdida de poder adquisitivo π. Tal vez, la característica de demanda relativamente inelástica que tiene el dinero con respecto al interés nominal se debe a que el interés real es negativo, lo que hace que la relación de costo-oportunidad del ahorro sea desventajosa con respecto a la relación costo-oportunidad de mantener dinero para efectuar transacciones de compra de bienes, en especial aquellos duraderos antes de que sigan subiendo de precio.
 

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