temas económicos y financieros

15 giu 2011

LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LA APROBACIÓN DE GESTIÓN EN LA QUINTA REPÚBLICA

I. Observación e Hipótesis


Mientras en los años 1999 y 2000 la popularidad del Presidente Chávez fue un fenómeno casi exclusivamente ligado a factores psicológicos y sociales (López Maya y Lander, 2000), desde el 2001 al 2010, dicha popularidad estuvo crecientemente influenciada por los resultados de la política económica. A partir del año 2003 el proyecto oficialista fue consolidando su estrategia de posicionamiento en un ambiente muy polarizado y, gracias al crecimiento del ingreso de la nación desde ese año hasta el 2008 y pese a decisiones impopulares en otros ámbitos (i.e.: Cierre de RCTV), el gobierno mantuvo una aprobación de gestión promedio alrededor del 50%. Sin embargo con el referendo de reforma constitucional, que implicaba la consagración ideológica del proyecto socialista, quedó demostrado que entre los dos bandos, el oficialista y el de oposición, se encuentra el del votante mediano que es decisivo no solo en la correlación de fuerzas sino y sobre todo en el mantenimiento de un sistema democrático sustentado en los derechos sociales y económicos, que habían regido en la República de Venezuela y que pese a limitaciones y regulaciones se mantienen en la  República Bolivariana de Venezuela.

Es ostensible la existencia de un juego conducido por las autoridades económicas (Poder Ejecutivo y BCV), y secundado por los grupos de interés afines al ‘Proyecto Revolucionario’ (FEDEINDUSTRIA, EMPREVEN, UNETE, beneficiarios de Misiones y Milicias), el marco institucional (Asamblea Nacional, INE, ONAPRE, etc.) y para-institucional (FONDENE). Todos estos actores, politizados en un juego de absoluta cooperación con la hegemonía oficialista, suelen dar la señal de que las creencias y preferencias de la clase política en el poder son las mismas creencias y preferencias de la mayoría de los votantes (‘Con Chávez Gobierna El Pueblo’).

Por ello, tomando la Teoría de los Ciclos Económicos Políticos (‘Political Business Cycles’) ampliamente desarrollada por autores de Economía Política como Nordhaus (1974 y 1990), Hibbs (1977), Alesina (1988), Alesina y Drazen (1989), Rogoff (1990), Alesina, Cohen y Roubini (1991) y Drazen (2000) entre otros, podemos tratar de configurar y modelar una aproximación de dicha teoría al Caso Venezuela 1999-2010.

¿Son determinantes los factores políticos en el desempeño de la economía venezolana? ¿Qué papel juega la Aprobación de Gestión en la toma de decisiones de política económica? ¿Existe alguna evidencia empírica de que ciertos indicadores macroeconómicos puedan ser explicados entre otros factores por el nivel de aprobación de la gestión gubernamental? ¿Puede que el rol de la aprobación de gestión en la economía venezolana sea un reflejo de que la política fiscal y la monetaria andan de la mano? En doce años hemos tenido once eventos electorales caracterizados por campañas asumidas directamente por el Presidente Chávez: ¿Han sido dichos eventos electorales determinantes de la Política Fiscal y de la Política Monetaria de la Nación?

Siguiendo a Nordhaus, podemos hacer una gráfica como la que se muestra a continuación y enseguida salta a la vista la existencia de un patrón muy revelador entre tasa de desempleo (INE) y la aprobación de gestión (DATANALISIS). Primero, sabemos que en la población económicamente activa ocupada, el INE incorpora a los ciudadanos beneficiarios de las misiones; que estas misiones otorgan empleos poco productivos y muy precarios desde el punto de vista de beneficios, seguridad laboral y realización personal. Segundo, además de estar determinado por el crecimiento del PIB real es probable que el nivel de empleo sea causado por el crecimiento del gasto público o el de la oferta monetaria. ¿Existen relaciones de causalidad bilateral entre PIB y Oferta Monetaria, PIB y Gasto Público, Oferta Monetaria y Gasto Público? ¿Influye la Aprobación de Gestión en el Ciclo de Gasto Público y en el Ciclo de Crecimiento Monetario? ¿Existirá una Elasticidad Aprobación de la Oferta Monetaria? ¿Cuáles son las implicaciones de Economía Política de las respuestas a estas preguntas?


II. Modelo y Data


Dado que la coalición oficialista ha ostentado un poder avasallante a lo largo del período 1999-2010, y en vista de que ha predominado una sola ideología en el ejercicio del poder político, es preferible desarrollar un modelo enmarcado en el Oportunismo del Gobierno, puesto que aunque la ideología de este es omnipresente, el deseo de mantenerse en el poder lo motiva cada vez que se aproxima una medición electoral. Según Nordhauss (1977 y 1990), Alesina (1988) y Drazen (2000), el comportamiento oportunista se debe a la motivación a mantener el cargo, a ser ratificado y a ser reelecto. En todos los eventos electorales, referendarios, presidenciales, legislativos y regionales el partido de gobierno ha invertido ingentes recursos en aras de capturar las preferencias y creencias de más electores. Por tanto, el factor Oportunismo Político es considerado en este modelo y es medido como una variable binaria que cuando la Aprobación de Gestión es superior al 50% equivale a cero y en el caso de ser inferior al 50% equivale a uno.

En este juego teórico tenemos a las autoridades económicas y a tres grandes grupos de electores, los oficialistas, los de oposición y los que conforman el sector decisivo del votante mediano. En todos estos tres grandes pedazos de la torta de población electoral, hay votantes racionales bien informados y formados y, votantes ingenuos menos informados y tal vez menos formados. Los grupos de interés tradicionales provenientes de la llamada ‘cuarta república’ ejercen poder de opinión pública sobre votantes de oposición, parte de los votantes no definidos y ocasionalmente ante el gobierno y sus seguidores. En cambio, los grupos de interés formados y organizados por el gobierno, son los que poseen influencia política y económica por ante la estructura gubernamental (todos los poderes públicos); análogamente son los que liderados por el Presidente Chávez, influencian la opinión de los votantes oficialistas y eventualmente de muchos otros no afiliados al partido de gobierno.

En este contexto así descrito desarrollamos un modelo constituido por una sucesión de ecuaciones de regresión lineal para responder las preguntas e hipótesis planteadas. Desarrollamos cuatro grupos de regresiones en el siguiente orden:


La variable Yt podrá ser la variación (anual o trimestral) de la tasa de desempleo (INE), del PIB real (BCV), de la oferta monetaria (M1, BCV), del Gasto del Gobierno (BCV) o del porcentaje de aprobación de gestión (DATANALISIS). En el segundo grupo de regresiones se harán corridas en uno y otro sentido para determinar el grado de causalidad bilateral. El modelo auto-regresivo contemplado en el tercer grupo de ecuaciones, incluye una variable dicótoma (trimestre electoral, oportunismo político) o la variación de la aprobación de gestión. Las variaciones trimestrales o anuales entre períodos, se calculan utilizando el método compuesto continuo sugerido por Marlon (1990), Torsten y Tabellini (1999) y utilizado por innumerables autores en finanzas. Con este método la variación entre períodos de un determinado indicador corresponde al logaritmo natural del cociente del indicador entre períodos:

En el cuarto grupo de ecuaciones, haremos un análisis de regresión log-lineal (log-log) con o sin variables dicótomas y con los logaritmos neperianos de los valores en miles de bolívares constantes o corrientes, según sea el caso, del PIB, gasto del gobierno, oferta monetaria, del índice deflactor del PIB (= PIBnom/PIBreal), saldos reales (M1/DEF), del IPC y de los valores que corresponden a porcentajes (tanto por ciento) de la tasa de desempleo, tasa nominal de interés, y del nivel de aprobación de gestión.

III. Resultados y Hallazgos

En el anexo 1 se muestran dos regresiones con resultados muy significativos en donde el cambio compuesto continuo anual de la tasa de desempleo es explicado por el cambio compuesto continuo anual del PIB junto con el cambio compuesto continuo anual de M1 o junto con el cambio compuesto continuo anual del gasto del gobierno. Con una muy leve diferencia en el nivel de confianza y en el coeficiente de determinación, resulta ser que conjuntamente con el CCC anual del PIB, el CCC anual en M1 es una variable estimadora del CCC anual de la tasa de desempleo más significativa que el CCC anual del gasto. En ambos casos, el coeficiente de regresión más elevado, el del CCC anual del PIB, denota que un crecimiento del PIB produce un efecto de disminución del desempleo, lo que se corresponde con la ley de Okun; análogo resultado pero menos determinante, producen el gasto público y la oferta monetaria sobre el desempleo.

En el Anexo 2 hallamos que en efecto el crecimiento del PIB y de M1 se retroalimentan, puesto que ambas auto-regresiones exhiben un elevado coeficiente R2, y un nivel de significancia de 0,0001 a 0,01. Inferimos por ello que es más robusta y significativa la causalidad de M1 sobre el PIB que la del PIB sobre M1. En el anexo 3 volvemos a comprobar la hipótesis de retroalimentación, pero en este caso entre el gasto del gobierno y la cantidad de dinero con un nivel de significancia de 0,01 y 0,1.

En el anexo 4 demostramos que la variable CCC anual en la aprobación general (ajustada por resultados electorales) ejerce una sutil acción positiva sobre el CCC anual del gasto gubernamental con un 5% significativo coeficiente de regresión de 0,082 que estandarizado es 0,092. Demostramos también que el CCC anual en la aprobación general produce un 1% significativo CCC anual positivo en la cantidad de dinero M1; el efecto es más robusto con un coeficiente de regresión de 0,111 (0,174 estandarizado) que denota un cierto peso de la aprobación de gestión sobre la política de expansión del crédito.

En el anexo 6, se corrobora que el desempleo es muy elástico con respecto al PIB real y que al acercarse un trimestre electoral puede disminuir (10% significativo). El deflactor del PIB es un tanto inelástico con respecto a todas las variables consideradas en el modelo, pero llama la atención de que como predicen los autores de economía política citados, está relacionado positivamente con el oportunismo político (1% significativo).

En los anexos 7A y 7B están plasmados los resultados más interesantes y entre ellos uno de los más robustos y significativos (R2 = 0,998, 0,01% significativo) y otro sin embargo, con una muy elevada correlación entre explicativas (FIV>100). Las elasticidades de la cantidad de dinero en el sistema económico venezolano son inferiores a la unidad pero significativamente diferentes de cero. Llama la atención de que la elasticidad aprobación de la cantidad de dinero sea negativa, lo que conduce a interpretar que cuando la aprobación de gestión se incrementa, el ritmo de crecimiento de M1 disminuye. Este resultado de la elasticidad luce un tanto antagónico con respecto al resultado en los cambios compuestos continuos; sin embargo lo interpretamos como una cuestión de ritmo de crecimiento monetario. Visto del lado de la demanda podemos decir que la elasticidad aprobación, elasticidad precio (interés) y la elasticidad desempleo, de la demanda de saldos reales, son negativas. Por otro lado como se esperaba, la elasticidad ingreso y la elasticidad gasto del gobierno de la cantidad de dinero, son positivas.

IV. La Economía Política de la Aprobación de Gestión

El gobierno central ha adoptado políticas expansivas del gasto que han sido precedidas, acompañadas o seguidas por políticas monetarias expansivas por parte del BCV, que probablemente y junto con el sistema financiero público y privado, han permitido el financiamiento de dicho gasto. Todo esto con el propósito de impulsar el crecimiento del ingreso nacional y del empleo público en el sistema de misiones, milicias y empresas expropiadas, para poder así mantener un nivel de aprobación tal que le permite obtener resultados favorables en los sucesivos procesos electorales que con profusión han caracterizado el período considerado.

Sin embargo este comportamiento oportunista del gobierno y de la hegemonía política oficialista ha causado un crecimiento sostenido del deflactor, del IPC y del INPC. La disminución del desempleo por medio de creación de empleos precarios y poco productivos característicos del asistencialismo y clientelismo políticos, han conducido a este resultado de crecimiento de la inflación que Barro y Gordon (1983) describen como la inhabilidad de los hacedores de políticas públicas fiscales y monetarias de poder cumplir con la meta de crecimiento con baja inflación.

Los electores racionales de todos los pedazos de la torta electoral, perciben que en realidad los impulsos fiscal y monetario van perdiendo eficacia sobre el crecimiento del ingreso y producción nacionales, porque alimentan el déficit y se comen el ahorro nacional que debería estar destinado a la inversión física productiva: el llamado efecto desplazamiento del sector privado por parte del sector público gubernamental. El incremento sostenido del deflactor es detectado por todos los grupos y sectores, pero sólo los agentes económicos capaces de acceder a la tecnología financiera, pueden cubrirse del riesgo inflacionario y más bien usarlo para su enriquecimiento en divisas y otros activos.

Los electores ingenuos de todos los pedazos de la torta electoral, son presa de la llamada ilusión monetaria, puesto que especialmente aquellos beneficiados por las misiones y las milicias, reciben un ingreso adicional o tal vez el único puesto que muchos estaban desempleados antes de las misiones. El gobierno y todo su establecimiento burocrático y hegemónico imponen su sesgo inflacionario, así denominado por Rogoff (1985), Alesina (1988) y Drazen (2000), quienes nos explican que para contrarrestar este sesgo inflacionario, se requiere un ente emisor independiente y averso a la inflación. Al contrario, el BCV muestra un comportamiento de política monetaria tan oportunista como el de la política de gasto del gobierno; este último es presa de la ilusión fiscal descrita por Buchanan (1976) porque pese al costo de distorsión fiscal, la inflación aporta beneficios de señoriaje o impuesto inflacionario y además provoca que en términos reales la tasa de interés sea negativa y que los instrumentos de deuda pública nacional DPN, se vayan depreciando; a causa de la pérdida de valor real de la DPN el déficit fiscal ajustado por inflación disminuye con respecto a la medida oficial del mismo (déficit fiscal nominal).

A lo largo de este ensayo hemos podido evidenciar estadísticamente que el nivel de aprobación de gestión, la presencia de un trimestre electoral y el objetivo oportunista de conservación de cargos por parte de todo el establecimiento gubernamental, tienen un cierto peso en la explicación y determinación de indicadores de gestión económica y financiera del sector público y de la nación en su conjunto. En correspondencia de trimestres electorales se incrementan el gasto público, la cantidad de dinero M1 y la inflación, mientras que el desempleo tiende a disminuir en vista de que el gobierno ejecuta el gasto impulsando la creación de programas asistenciales cuyos beneficiarios pasan ahora a ser considerados como parte de los ocupados de la PEA.

La vigencia de un control de cambios desde enero 2003 con mantenimiento de tipos fijos que son revisados tardíamente, provoca que bajo la sombra de la legalidad (Benson, 1985) se hayan creado mecanismos de tecnología financiera con los cuales los electores y burócratas racionales con capacidad de ahorro pueden evadir la pérdida de poder de compra de los bolívares permutándolos en dólares y activos financieros cuyo rendimiento en dólares (cupones elevados) permite el enriquecimiento de estos agentes económicos. Como explican, Alesina y Drazen (1989), Stein, y Streb (1988) y Mondino y Sturzenegger (1992), la estabilización macroeconómica es retrasada y las distorsiones fiscales se siguen manteniendo, porque los electores ingenuos de las clases menos favorecidas que son presa de la ilusión monetario-fiscal creada y alentada por el oportunismo populista gubernamental, siguen siendo mayoría. A esta mayoría se suman aquellos electores racionales que están concientes de la patología inflacionaria que vive el país, pero que les conviene para sus fines rentistas.

Nota Final: En este trabajo no se tomó en cuenta la influencia del precio e ingreso petrolero como variable exógena incorporada a los modelos, puesto que en las oportunidades que fue incorporada produjo resultados inesperados de correlación o causalidad negativa que requieren una profunda interpretación. Hemos notado que en efecto algunos economistas han asomado la posibilidad de que como la producción petrolera ha disminuido el modelo rentista petrolero está dejando de funcionar y en efecto hemos visto que en las últimas mediciones estadísticas del BCV, el aporte del PIB petrolero ha perdido influencia sobre el crecimiento del ingreso nacional en su conjunto y en cierta forma ha dejado de ser un pivote de la economía venezolana. Esto confirma el hecho de que sólo la inversión productiva en todos los sectores institucionales de la economía podrá producir crecimiento sostenible con baja inflación y alcanzar así una tasa natural de desempleo que implique una aprobación de gestión que sea ajena al populismo y al clientelismo. Para ello se requiere que el gasto social en educación y formación sea más eficiente (Puente, 2004) en aras de mejorar el capital humano para que se constituya en una mayoría de votantes racionales, bien informados y mejor formados.

Referencias Bibliográficas


Alesina, Alberto, (1988) Macroeconomics and Politics, NBER Macroeconomics Annual, Vol. 3, MIT Press, p13-62

Alesina, Alberto, Gerald Cohen and Nouriel Roubini (1991) Macroeconomic Policy and Elections in OECD Democracies, NBER Working Paper N°3830, Cambridge, p1-56

Barro, Robert J. and David B. Gordon, (1983) A Positive Theory of Monetary Policy in a Natural Rate Model, The Journal of Political Economy, Vol. 91, N° 4 p569-610

Benson, Bruce and John Baden (1985) The Political Economy of Governmental Corruption, The Journal of Legal Studies, Vol. 14; N° 2, p391-410

Drazen, Allan (2000) The Political Business Cycle after 25 Years, NBER Macroeconomics Annual 2000, Vol. 15, MIT Press, p75-138

Hibbs, Douglas A. Jr. (1977) Political Parties and Macroeconomic Policy, The American Political Science Review, Vol. 71, N° 4,  p1467-1487

López Maya, Margarita y Luis E. Lander (2000) La Popularidad de Chávez ¿Base para un proyecto popular? Cuestiones Políticas, N° 24, p8-21

Marlow, Michael L. (1990) Fiscal Decentralization and Government Size, U.S. Department of Treasury, Washington, p1-11

Mondino, Guillermo, Federico Sturzenegger and Mariano Tommasi (1992) Recurrent High Inflation and Stabilization, UCLA Working Paper N° 678, p1-49

Nordhaus, William (1990), Alternative Approaches to the Political Business Cycle, Cowles Foundation Paper N°748, p1-69

Nordhaus, William (1974) The Political Business Cycles. Review of Economic Studies, p169-190

Puente, José Manuel (2004) La Economía Política del Gasto Social en Venezuela, Revista BCV, Vol. XVIII, Nº 1, p141-169

Rogoff, Kenneth (1990) Equilibrium Political Business Cycles, The American Economic Review, Vol. 80, N° 1, p21-36

Stein, Ernesto and Jorge M. Streb (1988) Political Stabilization Cycles in High Inflation Economies, IDB Working Papers, Washington, p1-31

Torsten Persson and Guido Tabellini (1999) Political Economics and Public Finance, Handbook of Public Economics, Vol. III, Cambridge, p1-131

ANEXO 1: Variables Predictoras del Cambio Compuesto Continuo Anual de la Tasa de Desempleo Trimestral
ANEXO 2: La Causalidad Bilateral entre el Cambio Compuesto Continuo Anual del PIB Real y el Cambio Compuesto Continuo Anual de la Cantidad de Dinero Circulante M1


ANEXO 3: La Retroalimentación entre el Cambio Compuesto Continuo Anual de la Cantidad de Dinero Circulante M1 y el Cambio Compuesto Continuo Anual del Gasto Real de Consumo Final del Gobierno

ANEXO 4: El Cambio Compuesto Continuo Anual en la Aprobación General como una de las Variables Predictoras en Modelos Autoregresivos del Cambio Compuesto Continuo Trimestral del Gasto del Gobierno y del Cambio Compuesto Continuo Anual de la Oferta Monetaria M1


ANEXO 6: La Elasticidad del Deflactor y la Elasticidad del Desempleo



 ANEXO 7A: Modelos Loglineales (log-log) de la Cantidad de Dinero Nominal


ANEXO 7B: Modelos Loglineales (log-log) de la Cantidad de Saldos Reales




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