temas económicos y financieros

15 mag 2012


ENSAYOS DE PERSUASIÓN
JOHN MAYNARD KEYNES
EL FINAL DEL PATRÓN ORO

‘El Final del Patrón Oro’ (27 de septiembre de 1931)

                  ‘Ha pasado la fase romántica y podemos empezar a discutir con realismo cuál es la mejor política’

I.                   Antecedentes

Entre 1870 y 1914, el patrón oro fijaba los valores de las monedas de los países (Appleyard y Field, 2003). El oro era el activo de reserva por excelencia de los bancos centrales y permitía un intercambio libre de mercancías con facilidad de pagos entre las naciones. Durante ese período los ajustes de las balanzas de pagos fueron moderados, ya que en realidad cuando se producían déficits o superávits, los bancos centrales aplicaban una política monetaria de contracción o de expansión, aumentando o reduciendo respectivamente la tasa de interés, lo cual inducía movimientos rápidos de capitales monetarios entre los países.

Ante la necesidad de financiar la guerra creando dinero, los países europeos y entre ellos Gran Bretaña, abandonaron el patrón oro (Blanchard, 1997). Sin embargo en 1925, el Reino Unido decidió retornar al patrón oro, fijándole a la libra esterlina el mismo valor que tenía antes de la guerra. Churchill era para entonces el ministro de hacienda que tomó esta decisión, la que desde un principio desató duras observaciones críticas por parte de Keynes, quien en Las Consecuencias Económicas de Mr. Churchill, apuntó que el precio en oro expresado en la moneda debía ser más bajo (cambio nominal libra / onza oro más alto) que el fijado, puesto que como en Gran Bretaña los precios habían subido más rápidamente que en la mayoría de sus socios comerciales (Teoría de la Paridad de Poder de Compra), la paridad cambiaria fijada implicaba una gran apreciación real que encarecía los bienes británicos (desventaja competitiva) y que a la larga causaría recesión, desempleo y problemas sociales.

Durante el período anterior a la vuelta del patrón oro por parte de Churchill, los tipos de cambio de Gran Bretaña y de sus socios comerciales fueron flexibles y estrechamente correlacionados con los tipos PPA (paridad de poder adquisitivo o de compra), aunque mostraron en ciertos años una volatilidad considerable debida a presiones especulativas. El Reino Unido contrarrestaba los ataques especulativos emprendiendo una política monetaria contraccionista para mantener el valor de su moneda y contrarrestar la subida de precios relativos PPA o PPP, que desembocó en la vuelta al cambio fijo en 1925.

II.                ‘La Víspera de la Suspensión del Patrón Oro’

En un artículo titulado ‘Debemos restringir nuestras importaciones’ escrito para el Evening Sunday el 10 de septiembre de 1931, Keynes, cuyas predicciones de recesión hechas en 1925 habían resultado ser ciertas, alertaba sobre las terribles consecuencias sociales que podían sacudir la vida nacional del Reino Unido, si no se tomaban medidas necesarias de gasto para impulsar la producción. En este artículo, explicaba que no se puede perseguir una política de presupuesto equilibrado, negando el gasto productivo y el intercambio interno de bienes y servicios. La disminución del beneficio empresarial, incrementa la desocupación y reduce los ingresos fiscales. Alcanzado un elevado nivel de desempleo y de recursos ociosos de toda clase, de cierres de empresas y desahorro, se termina restringiendo las importaciones de una manera indirecta y antieconómica.

En vista de que equivocadamente se mantenía el patrón oro a toda costa, que el problema presupuestario no se atacaba en sus causas y, que las decisiones mal tomadas eran a su vez mal implementadas (i.e.: endeudamiento en moneda extranjera para colocar dinero ya tomado y cubrir anteriores préstamos extranjeros), Keynes proponía medidas directas de restricción de importaciones o de reducción de todos los salarios monetarios en el país, ante la falta de voluntad del gobierno de devaluar. La reducción de sueldos traería problemas de inestabilidad social, por tanto era más aconsejable optar por la reducción de importaciones aplicando aranceles. En efecto, esta era la única medida que contaba con la aprobación de la opinión pública y que Keynes insistía que se tomara dado que no se quería aplicar el remedio correcto que consistía en el ajuste del tipo de cambio.

Keynes recomienda al gobierno nacional que no siga en su política de reducción del gasto y del nivel de vida de la gente y, que en cambio permita un rápido desarrollo interior por medio del gasto productivo, estableciendo aranceles a las importaciones y, en la medida de que fuera factible elaborar un plan de reducción general de salarios. Vemos que la teoría keynesiana introduce la política fiscal activa contra-cíclica, para contrarrestar en este caso, la recesión o depresión económica que Gran Bretaña sufrió durante la década de los 20’s.  En ese contexto, el desarrollo de los acontecimientos, le darían la razón, ya que la crisis se prolongó mientras la pobre política fiscal pasiva implicaba un comportamiento perverso de equilibrio con elevado desempleo (Dornbusch y Fischer, 1991).

III.             ‘El Final del Patrón Oro’

El 27 de septiembre de 1931, habiendo sido suspendido el patrón oro, Keynes publica un artículo en el Sunday Express titulado ‘El futuro del mundo’, donde manifiesta su satisfacción por la ruptura de ‘nuestras cadenas doradas’.  El compromiso de honor de la City de Londres por mantener el valor de la moneda había llegado a los límites de una lucha quijotesca a la que dio fin desembolsando el equivalente en oro de unos 200 millones de libras para cancelar compromisos de deuda externa.

Ahora Keynes hacía cálculos de que una devaluación del 25% p.ej., era mejor que un arancel de la misma cuantía a las importaciones, ya que no se perjudicaría a las exportaciones y más bien se les estimularía haciéndolas más baratas. La devaluación permitía obtener ventajas sin reducción de salarios y sin conflictos industriales. Y un 25% de depreciación nominal, no afectaría el nivel de precios, ya que ese porcentaje correspondía a la cuarta parte del gasto de consumo que hasta el momento había sido destinado a las importaciones. De esta manera se restablecería el saldo del equilibrio interno reflejado en el equilibrio externo, mientras se estimularía el empleo.

Sin atreverse a hacer previsiones sobre el nuevo valor que las autoridades asignarían al tipo de cambio, Keynes pensaba que tenía que estar debajo del valor considerado de representar el equilibrio por parte de otros desapasionados colegas, porque una vez que la libra fuese objeto de ataques especulativos, aparecerían fuerzas formidables para respaldarla cuando empezase a caer demasiado. Los países deudores del reino tendrían una gran concesión y Gran Bretaña pasaría a ser un acreedor razonable. Los países competidores en el comercio internacional, que seguirían el ejemplo británico reduciendo el valor oro de sus monedas, obtendrán los beneficios de precios más altos (desaceleración de la deflación), y además ninguno de estos países se aseguraría una ventaja competitiva entre los mismos, aunque sí ante aquellas pocas naciones como EEUU y Francia que continuasen con el patrón oro.

Relevante y aguda la siguiente observación de Keynes: ‘En la medida que se conserva el patrón oro…, esto implica una campaña competitiva de deflación, en la que cada uno de nosotros intenta bajar los precios más deprisa que los demás, una campaña que ha intensificado el paro y las pérdidas económicas hasta un grado insufrible’ . Siendo analíticos, esto se explica porque la cuestión de honor de defender el valor de la moneda a toda costa, se realiza con una política de subida de las tasa de interés que hunde la inversión (desplazamiento hacia debajo de la demanda de inversión), que trae consigo un incremento de la desocupación y de la capacidad ociosa, que provoca a su vez una caída en el consumo privado que aunado a una política restrictiva del gasto gubernamental (con el objetivo de equilibrar el presupuesto), termina causando una iliquidez generalizada con caída de precios (deflación) y recesión o depresión económica.

Insistía Keynes en que la apreciación real (sobrevaluación) de las monedas, francesa y estadounidense, podía causar el fin de sus industrias de exportación y graves problemas a sus sistemas bancarios. Que el mundo requería para su prosperidad, la recuperación comercial de los EEUU, la paz y un equilibrio económico global armonioso, viable solamente con el quiebre del patrón oro. Una semana atrás a ese 27 de septiembre de 1931, Gran Bretaña había desmontado el patrón oro (el cual había retomado en 1925 con una moneda sobrevaluada) lo que para Keynes constituía un gran acontecimiento.

Ahora Keynes planteaba que era necesario desarrollar un nuevo sistema monetario internacional que fuese estable en términos de intercambio de las mercancías entre las naciones. Se preguntaba si los países atados al patrón oro estuviesen interesados en conocer los términos de intercambio exigidos por los países que como el Reino Unido habían abandonado dicho patrón oro y que sólo lo hubiesen retomado si este hubiese sido drásticamente reformado. Viendo la historia de lo que pasó después, la gran depresión continuó durante toda la década de los 30’s porque como muchos países depreciaron sus monedas los resultados esperados fueron efímeros ya que además EEUU no abandonó el patrón oro y  siguió en esos años con una política restrictiva de las importaciones que deprimió aún más el comercio internacional hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial, período durante el cual sin embargo se postergó la consideración planteada por Keynes de la adopción de un nuevo sistema de pagos internacionales.

Hubo que esperar hasta 1944 para que se realizara una Histórica Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas en Bretton Woods, de la cual surgió el Acuerdo homónimo que contempló la instauración de un sistema de tipos de cambio, atados pero ajustables (Appleyard y Field, 2001).





IV.             Después de la Suspensión del Patrón Oro

Dos días después, el 29 de septiembre de 1931, Keynes envía una carta al editor de The Times, donde le explica que en vista de que con la devaluación de la esterlina los productores británicos habían mejorado su posición en el comercio internacional, que la discusión racional sobre los aranceles era imposible de ser sostenida mientras la cuestión monetaria estuviese sin resolver. Si no se tenía claridad del valor futuro de la libra esterlina y mientras se aguardaba la reacción, siguiendo o no el ejemplo de Gran Bretaña, de los demás países, era imposible predecir cuál hubiera sido la efectiva posición competitiva del reino.

Ya no era el arancel la cuestión inmediata a esclarecer, ahora se trataba de discutir y aclarar la cuestión monetaria. Esta discusión ofrecía grandes oportunidades de liderazgo enfocado hacia la reconstrucción de la supremacía financiera de Londres en el mundo.

Referencias Bibliográficas


Appleyard, Dennis R. y Alfred Field (2003), Economía Internacional, McGraw-Hill Interamericana, Cuarta Edición, 742pp

Blanchard, Oliver (1997), Macroeconomía, Prentice Hall Internacional, Primera Edición, 648pp

Dornbusch, Rudiger y Stanley Fischer (1991), Macroeconomía, McGraw-Hill Interamericana de España, Quinta Edición, 974pp

Keynes, John Maynard (1931), Ensayos de Persuasión, p236-253

Keynes, John Maynard (1935), The General Theory of Employment, Interest, and Money Rendered into HTML on Wednesday April 16 09:46:33 CST 2003, by Steve Thomas for The University of Adelaide Library Electronic Texts Collection

Mata Mollejas, Luis (2004), Esquemas Macroeconómicos, Fondo Editorial FINTEC Anauco Ediciones, 288pp

Mata Mollejas, Luis (2004), Política Económica para Políticos, 295pp

Mata Mollejas, Luis (2010), Dinero, Política y Mentiras, Ediciones del Rectorado de la UCV, Caracas, 336pp

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